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Poniendo al ejercicio en su lugar

actividad f铆sica ejercicio movimiento placentero Aug 28, 2023
Tomado de: freepik

El ejercicio y yo... ¡qué no hemos vivido! 

Durante un tiempo me relacioné con el ejercicio desde un lugar obsesivo y excesivo. Recuerdo que mi vida giraba alrededor de eso, me daba gran malestar no poder asistir al gimnasio y ocupó un lugar en mi que me estaba robando muchísimo. En otro momento odié el ejercicio, era tal el malestar que tenía con mi cuerpo que la idea de moverme la rechazaba completamente, y ¡ay de que me dijeran que hiciera algo! ¡qué colerón!

Poco a poco pude ir acomodando la actividad física y con altos y bajos darle un lugar en mi rutina. En mi caso personal el moverme me ayuda mucho con la ansiedad en general y además he llegado a disfrutarlo muchísimo. 

Sin embargo esta no tiene por qué ser tu historia. La relación con el ejercicio de cada uno es algo sumamente personal, no hay una recomendación que aplique para todos. La cultura de dieta pone en un pedestal a aquellos que son más disciplinados y constantes, y hace pensar a aquellos que no se mueven que están en deuda. Y no, no hay valor moral en hacer ejercicio. El movimiento puede ser un hábito de autocuidado como cualquier otro si así decidís que sea en tu caso, pero no, no te hace más valioso. 

Si sos alguien que mantiene la actividad física como parte de su rutina te invito a revisar ¿cuál es tu verdadera motivación de hacerlo? ¿si tu figura corporal no fuera a cambiar, aún así lo seguirías haciendo? ¿te sentís culpable si no lo hacés? Estas preguntas pueden ayudarte a revisar la función que el ejercicio está teniendo. 

Y en medio de tanto bombardeo de que HAY QUE HACER EJERCICIO, te recuerdo que si estás sanando tu relación con la actividad física, recuperándote de alguna condición de salud o de un TCA, se vale descansar. ¡Necesitás descansar! 

Por otro lado si quisieras empezar a incorporar el movimiento en tu rutina te invito a hacer lo siguiente: 

1. Examiná ¿por qué querés hacerlo? No respondás en automático "por salud". Porque sí, salud puede ser un motivador pero andá un poquito más profundo a ver qué más encontrás. 

2. Pensá en algo que te guste, el movimiento tiene que ser placentero. Esto no quiere decir que durante el ejercicio vas a pasar en una pura felicidad, dependiendo de tu gusto hay entrenamientos cansados pero luego de hacerlos se percibe bienestar. 

3. Iniciá a hacerlo con metas pequeñas, y observá de forma curiosa qué cambia en tu semana o en tu día cuando este movimiento aparece. Con la información que esta observación te de, tomá la decisión si lo querés hacer parte de tu vida o no. 

Poco a poco seguí trabajando en poner al ejercicio en su lugar. 

Si tenés dudas de este tema no dudés en contactarme. 
Nela 

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